La posición contra el crono

BILBAO. (Jon Iriberri publicación Diario EL CORREO 19 julio de 2019_Deportes página 57). El arte en el refinamiento de la posición del ciclista contra el crono en posición aerodinámica se ha sofisticado de tal modo que ningún ciclista rehúsa utilizar los métodos más modernos para poder robar un segundo al adversario en pruebas de contra el crono. Si hace una década se popularizaron los túneles del viento, ahora se han reemplazado por complejas instrumentaciones en velódromos donde el ciclista rueda y se desplaza a más de 50 km/h. Es ahí donde se ve si la mejora postural teórica no choca con la imposibilidad de ser mantenida. Los factores que se abordan actualmente son:

  1. Cotas de altura máxima del casco respecto a cota máxima de la espalda. Hasta no hace mucho, bajar el manillar lo máximo posible era sinónimo de ir más rápido. Error. Hoy en día está demostrado que esas posiciones apenas se pueden mantener de forma que no generen otros frenos, como por ejemplo levantar la cabeza para ver el frente o simplemente sujetar su peso en los músculos del cuello. Actualmente la espalda se baja en la medida que se pueda meter la cabeza por debajo de esa altura.
  2. Distancia cara-antebrazo. usar los brazos como protector parcial de la cara es algo que veíamos en algunos corredores de poco envergadura (Leipheimer, Landis, etc…) en el pasado, pero que hoy en día esta casi generalizado en corredores de menos de 180 cm.- pese a los cambios normativos UCI-, dato que mejora en modo significativo el coeficiente de penetración en el aire, no por reducción de área total sino por carenar diferentes partes del cuerpo. Aparte de la dificultad de mantener una trayectoria correcta por escasa visibilidad, hace falta una elasticidad magnífica en los hombros para sujetar el tronco, pero hundiendo el pecho. Esta es una de las características más visibles de Castroviejo, por poner un ejemplo cercano.
  3. Distancia rodilla en flexión-antebrazo posterior. Parte del ciclo del pedaleo puede ser protegido del freno ante el viento por los antebrazos. Esta distancia se regula con la posición de adelanto del sillín y el retraso de los apoyacodos. Al minimizarla, mejora el coeficiente de penetración como en el apartado anterior.
  4. Diferencia de cota manos-codos. Pese a resultados contradictorios, parece ser que usar los antebrazos como pantalla, poniendo las manos altas y los codos bajos, podrá ser mejor que llevar los antebrazos paralelos al suelo en muchos casos. La superficie de contacto aumenta, pero el carenado de la cabeza mejora. Es uno de los elementos de ajuste más individuales y difíciles de ajustar.
  5. Posición de manos. Un agarre de los dos planas generando una gran esfera en torno a la parte final de la punta de los acoples mejora la aerodinámica, pero tiene un hándicap, porque compromete la conducción de la bicicleta.
  6. Inclinación sacral. Cuanto menos vertical es este ángulo del hueso sacro, mejores posibilidades adaptativas de la espalda, curvas más armónicas y ausencias de aristas o bisagras lumbares y dorsales.
  7. Adelanto del centro de masa del ciclista respecto al eje del pedalier y ajuste sobre el eje del pedal. Cuando más preciso es esta medida respecto a un buen apoyo de la pelvis sobre el sillín, menos movimientos del tronco se producen, lo cual mejora tanto la superficie de contacto en el aire, como el coeficiente de penetración, por efecto de posición estable del tronco.
Diario EL CORREO. Edición Bilbao Julio 2019